EFEMÉRIDES MUNDIAL: ¿RESULTA SUFICIENTE?
- Carlos Ben
- 22 mar 2021
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Era el año 1992, en Río de Janeiro (Brasil), donde se llevó adelante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD).

Una recomendación se realizó: se instaure un día para celebrar sobre el agua.
El propósito de tal decisión era impulsar la concientización a través del llamado de atención respecto de su importancia y la de defender una gestión sostenible de los recursos hídricos en los cuales el Agua se alberga.
El 22 de diciembre de 1992 se dictó la Resolución A/RES/47/193, por la que se declaró el 22 de marzo de cada año, como Día Mundial del Agua (a partir de 1993).
Ello en conformidad con las recomendaciones de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, agrupadas en su capítulo 18 (Recursos de Agua Dulce) de la Agenda 21.
Cabe interrogarse frente a una nueva conmemoración, a casi 3 décadas de la decisión, ¿cuántos de los anhelos de aquel entonces han logrado cumplirse?
En 1993 el lema de: "Agua: el cuidado de los recursos hídricos es asunto de todos ", en tanto para este año se seleccionó el de “Valoremos el Agua”.
Entre tanto, al mismo tiempo, el organismo internacional aprobó múltiples declaraciones y resoluciones, entre las que pueden destacarse las siguientes:
Con fecha 28 de julio de 2010, la Resolución A/RES/64/292 mediante la cual Naciones Unidas reconoce que los servicios sanitarios de agua potable y desagües cloacales, tienen la categoría de derechos humanos.
En noviembre de 2002, el Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales Había adoptado la Observación General N° 15, a través de la cual se estableció que “el derecho humano al agua es indispensable, para una vida humana digna” (art. I.1.). Allí se reclamó como un derecho por el cual cada persona tenía que disponerse de agua suficiente, saludable, accesible, asequible y físicamente adoptada para el uso doméstico y personal, describiendo los alcances de cada definición y cada concepto.
Resolución 64/24 de la Asamblea Mundial de la Salud (OMS), que llamó a garantizar las estrategias de salud, porque ellas posibilitan la realización del derecho humano al Agua y Saneamiento (mayo de 2011).
Así, podríamos citar – de manera profusa-normas, recomendaciones, eventos, conferencias relacionadas con el Agua y el Saneamiento. Persistentes por cierto.
También del Consejo Mundial del Agua, durante el Foro explayado cada tres (3) años, aunque presenta una imagen privatista que no deja visibilizar el mundo cooperativo o todos los esfuerzos diplomáticos, internacionales y mundiales que no se verifican con igual intensidad en los planos nacionales adheridos a la ONU.
Los Objetivos de Desarrollo Sustentable, (ODS) establecidos para el año 2030, se alejan paulatinamente de su formulación y propósito, incluido el crecimiento vegetativo que se acumula a la demanda.
En especial, en el caso del Saneamiento y Tratamiento de los desagües cloacales. Los dos primeros objetivos (agua y desagües cloacales) para el 2030 no ofrecen dudas, pues la meta es el 100%de la población. En tanto que el tratamiento prevé un mínimo del 50% de las personas que no contaban con el mismo entre 2015 y el año meta.
Es decir, conocimiento del tema existe. Apreciación de la necesidad y demanda también.
Entonces ¿qué falta para que el próximo lema, el próximo programa tenga como punto de partida una cobertura del 100% de los servicios sanitarios?
Resulta difícil explicar es como no se cuenta aún con una Política de Estado sustentada por un plan; en este caso, por la organización política de nuestra República de un PLAN FEDERAL DE AGUA Y SANEAMIENTO, originado en una POLÍTICA FEDERAL DE AGUA Y SANEAMIENTO.
Desarrollo intelectual sobra. Normas existen y las que deban dictarse, podrían obtenerse mientras se elabora el plan. Información se cuenta, solo falta sistematizarla y ordenarla para establecer las prioridades y dimensionar la problemática.
Lo que debemos evitar es que los festejos de efemérides, nos descoloquen con una realidad claudicante. No resulta constructivo que no se realice el Plan Federal, ya que sería el instrumento que permite plantarse ante la realidad con el nivel de acción que sea posible, requerido o superlativo, en función de la convicción político social.
No es gratificante que los dirigentes, en general, no coincidan en el accionar requerido, que no se estaciona solamente en una inversión, necesaria o no y las posibilidades fácticas de poder concretarla.
En realidad la situación efectiva de demanda es la prueba insoslayable e innegable de que el llamado de atención todavía no produce los efectos esperados.
Hacer un plan en base a los datos reales de cada provincia, cada operador y responsable puede ser trabajoso, pero es la base para fijar prioridades, acelerar trámites, tomar decisiones acertadas, desarrollar la acción política, poner en marcha el país en una de sus materias más trascendentes.
Entonces, debe ponerse en práctica la realización del PLAN FEDEREAL DE AGUA Y SANEAMIENTO DE LA REPÚBLICA ARGENTINA, de manera perentoria.
Entonces debe ponerse en práctica una política de Estado en la materia para enfrentar y erradicar la pobreza, el hambre, el COVID 19, las desigualdades todavía imperantes y convertirnos en un país sin grietas evitables, sin diferencias superables. En fin, en un país con valores, ordenado, organizado, que respete su cultura y distribuya sus bienes y bondades entre todos sus habitantes, sin distinción.
Ha llegado la hora de adoptar de manera profunda, coherente y definitiva de festejar el DÍA MUNDIAL DEL AGUA con una POLITICA DE ESTADO QUE SE EJECUTE DECIDIDAMENTE.
No puede desearse otro escenario. No puede desearse otro país.
Sanitarista.
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